sábado, 30 de diciembre de 2017

Tu guitarra duerme en mi armario

Hoy hace 17 años un accidente de tráfico segaba la vida de Francisco Márquez Méndez, más conocido como Paco de Antequera, un guitarrista flamenco nacido en 1938 en esa ciudad, que despuntó sus cuerdas entre alaridos puristas para colocarse entre las grandes figuras del flamenco.


Deja una amplia discografía junto a cantaores de primer rango, siendo uno de los dos guitarristas (Paco Cepeda y él) que hicieron posible aquel 'Canta Jerez' de 1967, con Terremoto, Sordera, Borrico, Diamante Negro, Sernita y Romerito,


Trabajó con Antonio Gades y Manuela Vargas. Acompañó a grandes figuras del cante como Manolo Caracol, el Culata, Beni de Cádiz, Lola Flores, Pansequito y la Niña de la Puebla. Y de la guitarra, como Paco de Lucía y Manolo Sanlucar entre otros.

Desde los años sesenta fue uno de los guitarristas flamencos más reputados por la pureza y calidad de su arte, aunque también demostró saber llevar a territorio flamenco melodías de otros ámbitos musicales.

En su discografía puede apreciarse su impecable técnica y su innegable genio musical. 




lunes, 16 de octubre de 2017

Benvinguts a la Dimensió Desconeguda: Catalonia Surprises, un exemple de diáleg

Obrim aquesta porta amb la clau de la creativitat,
al seu darrere trobarem una nova dimensió,
una dimensió de só, una dimensió de visió,
una dimensió del cervell.

Estem entrant a un món diferent de somnis e ideas,
estem entrant a la dimensió desconeguda:

CATALONIAN ZONE OPPRESSED




(Puigdemont)- Despierta ya perezoso, anda levantate, anda cariño, anda...
(Rajoy)- (S'aixeca del llit vestit de carrer amb mala cara) Ahhh, ahh,
(Puigdemont)- Pienso que estabas borracho, pero esto es demasiado exagerado
(Rajoy)- Uhmm, caramba, ahhh, tan sols vaig prendre unes copes
(Puigdemont)- Ohhh, jajaja... (s'aixeca del llit mirant al seu voltant i no coneix res del que veu)

Se miran los dos a la cara extrañados ?¿ Sona una musiqueta de piano amb molt misteri

(Carles)- Mariano, ¿dónde estamos?
(Mariano)- Espero ser-hi a un departament del carrer 12 de Madrid Oest
(Carles)- Pero no estamos allí!!
(Mariano)- No, no ho entenc, diu mentre dona una palmada i s'aixuga els ulls, ahir vem dormir al nostre pais, no es veritat?
(Carles)- ¿Pues?... por supuesto que sí!! Abandonamos a media noche la fiesta folklorica de la Casa de Campo, querido...
(Mariano)- Tú (assenyalant-l'ho) conduies el procés?
(Carles)- Tenía que hacerlo, tú estabas...
(Mariano)- Somnolent
(Carles)- Y naturalmente, no podias conducir. Bajé la capota, creí que la ANC i Ómnium te revivirían
(Mariano)- Fent un gest de desgana amb la cara diu, ah
(Carles)- Recuerdo también que en el camino a la autodeterminación (poniendo cara de exclamación)
(Mariano)- Diu-me, (s'esbarata els cabells amb la mà dreta) que va passar al camí cap a la autodeterminació? digam'ho!!!
(Carles)- (Se levanta y caminando por la habitación dice) Vi algo que se abalanzaba sobre el proceso, desde arriba, algo extraño, y luego... (pone cara de circunstancias) ... hasta ahí llega mi memoria.
(Mariano)- Potser, et vas topar amb un altre procés?
(Carles)- Te juro que no me topé con ningún otro proceso (muy seguro de la afirmación)
(Mariano)- Si, comprenc, diu irónicament. Un altre procés es va topar amb nosaltres! I aixecant-se diu: Potser vem perdre el seny?
(Carles)- No. Tú estabas ya sin sentido (sonríe)
(Mariano)- Ah, d'acord, d'acord, ja comprenc. Escolta, aquí no hi ha res estrany, algú ens va emportar al llit, potser espera amb un platell d'ous fregits abaix, fan molt bona olor. Així es, fa una olor exquisita, (obre la porta i surt fora de la cambra)

En Carles mirant enrere l'acompanya, donant-si la má.

(Carles)- Buenos días (se oye el silencio y mirando a Mariano dice), no hay huevos fritos!
(Mariano)- Bé, ells potser han sortit, es probable que esperaven que dormiriem més
(Carles). Ajj, nuestros amigos son algo confiados en salir mientras dormimos!
(Mariano)- (Dirigint-se cap al telefón) M'enteraré d'on som, informació es el 091?
(Carles)- Lo ignoro, que la central te lo diga

En Mariano agafa el telefón i es despenja

(Carles)- Mariano!!!!
(Mariano)- Que vols dir amb aquest Mariano? No estaba conectat!
(Carles)- Tú le diste un tirón!
(Mariano)- Es veritat, però es suposa que...
(Carles)- Vuelvelo a poner en la pared! (le mira con censura a los ojos) ¿Tienes expirin?
(Mariano)- No
(Carles)- Debe haber alguna por aquí (y se pone a rebuscar en los cajones) El dueño no es buena ama de casa... Todos los cajones se atoran... Ayudame Mariano por favor!

Carles y Mariano se ponen a tirar de los pasamanos de un cajón hasta que lo rompen y ven que es un falso mueble. Extrañados se miran con angustia.
Mariano se levanta y se dirige a la nevera. La abre y Carles coge un pan falso

(Mariano)- Es pá d'utilleria, no comprenc!
(Carles)- (Cogiendo unas cajas) Estan vacias estas cajas!!

Se oye la risa misteriosa de la niña de Rajoy, que ríe sin que se le conozca, mientras ellos se giran con miedo.

(Carles)- Me alegro de no creer en fantasmas, cariño
(Mariano)- Jo tampoc hi crec, però es millor sortir d'aquí de totes maneres (i surten mirant enrere)

(Voz en off del gnomo interior)- Estos son Mariano Rajoy y Carlos Puchdemon, dos politicos que fueron a una fiesta folklòrica en la Casa de Campo, y camino a su pais se desviaron...

(Zoido)- La mayoría de nosotros al despertar en la mañana sabemos donde estamos, el despertador o el gallo cambian el mundo del sueño por el mundo cotidiano hecho de percepciones que proclaman que el día ha llegado. No les ocurrió así a nuestros amigos, ellos no saben que este es un día como jamás han pasado y lo pasarán en la dimensión desconocida...

Salen Mariano y Carles de la casa y empieza el capítulo:  EL PUEBLO SILENCIOSO

Sigue oyendose la niña de Rajoy riendose sin parar, sin versele. Creemos que la niña de Rajoy es catalana, por como se ríe de él. No más represión, ansiamos libertad.



El Pueblo Silencioso: Catalonian Surprises

(Niña de Rajoy)- Jajaja, ah, jajajaj jajajaja jajaja jajaja jajaja jajaja jajajaj jajajajja jajaja jajaja ja

Salen Carles y Mariano por el jardín buscando de dónde viene esa risa tan macabra, mirándose entre ellos y percibiéndose solos.

(Mariano)- S'auran anat...
(Carles)- Que haremos ahora?
(Mariano)- Trucare'm a un veï (Ambdós es posen a caminar cap al front)
(Carles)- ¿Me gustaría saber como llegamos aquí? A este lugar y a esta campa fantasmagórica...
(Mariano)- No creus que tot... tot sembla irreal aquí? No hi ha ningú a la vista!
(Carles)- Tal vez signifique que molestará que se percaten de tu estado
(Mariano)- Escolta, prou de burles!!!
(Carles)- No es burla, pero si hubieses estado sobrio tal vez estaríamos ahora en Madrid en vez de estar vagando por aquí (ambos miran a su alrededor)
(Mariano)- No comprenc com toleren aquest silenciòs poblet
(Carles)- ¿Te refieres a que hay personas a nuestro alrededor acechándonos?
(Mariano)- Veus tú a ningú?
(Carles)- (Mirando a su alrededor) No, a nadie.
(Mariano)- Així fan als pobles petits, observen tras les finestres. Prefereixo el meu pais a tot això, allá tothom sap quan el cerquen!
(Carles)- Mira, siquiera hay alguien que nos observa con naturalidad (dirigiendose hacia una ardilla disecada). ¿No es linda?
(Mariano)- D'acord, anem (i l'agafa del bras)
(Carles)- (Sacudiendole la mano) No, no, creo que está domesticada, veela de cerca
(Mariano)- (Sense interés) Ja ho veig, es molt bonica
(Carles)- Que dulce eres pequeña, que linda (cuando la va a tocar se cae asustándole) Está muerta esta ardilla.
(Mariano)- Sí, emporta molts anys així... está dissecada.
(Carles)- Oh, no comprendo como pusieron aquí este animal (con asco)
(Mariano)- Oh, no em demanis que cerqui els motius de les persones d'aquest poble (con rabia)
(Carles)- Ohh, no te exaltes... ¿A dónde vas?
(Mariano)- A saber on som, després vull trucar per telefon i despres buscaré a qualsevol lloc una expirina!!!

Carles lo sigue hasta una casa cercana y Mariano llama a la puerta freneticamente con la mano.

(Carles)- Mariano... Quiero irme!! Quiero irme a casa!! ¿No vive nadie aquí? ¿No vive nadie aquí? Por favor, les suplico que nos ayuden!! Auxilio, Socorro!!

(Niña de Rajoy)- Jajaja, ah, jajajaj jajajaja jajaja jajaja jajaja jajaja jajajaj jajajajja jajaja jajaja ja
(Mariano)- (Dissimulant) Altra vegada aquest noi
(Niña de Rajoy)- Jajaja, ah, jajajaj jajajaja jajaja jajaja jajaja jajaja jajajaj jajajajja jajaja jajaja ja
(Mariano)- Al menys, el poble no está buit. Potser siguin tots al mateix lloc, un mitin politic o alguna cosa semblant...
(Carles)- Si, en día domingo...
(Mariano)- (Recordant alguna cosa) Sí, especialment en diumenge, es cert, es clar, allá deuen estar, a l'esglesia
(Carles)- ¿Ahh?
(Mariano)- Es clar. Allá. (I marxen tots dos cap a l'esglesia)
(Carles)- (Cogiendole del brazo) Espera. ¿Crees que podremos entrar?
(Mariano)- (Amb gest totalitari) Deixam!!
(Carles)- ¿Qué les dirás Mariano?
(Mariano)- Que pagaré el que demanin si qualsevòl ens porta lluny, ja sigui en tren o en bus, i que ens tornin a la civilització!! (Decidit, obre la porta i no troba a ningú) Es possible que siguin a dalt.
(Carles)- Tal vez ya se fueron.
(Mariano)- (S'apropa a la porta del campanari) Aquí está l'esglesia i aquí el campanari... i els feligresos (obra la porta i exclamant) Ningú.
(Carles)- ¿Y ahora?
(Mariano)- (Dirigint-se cap a la corda de la campana) Mira, això els trucará. (Es posa a fer cridar les campanes) Surt, estimat, a veure si s'apropa algú... (Toca les campanes)

En Carles surt fora de l'esgesia i no troba a ningú, no escolta cap cosa, ningú s'apropa. Está confús. Quan surt en Mariano veu que estan sols.

(Mariano)- On s'han anat tots?
(Carles)- No hay nadie en este pueblo, ni nada,

El Mariano abraza al desconsolado Carles.

(Mariano)- Estimat, calma.
(Carles)- No hay una persona, ni ser vivo en esta aldea. (Llora) ¿Sabes una cosa?
(Mariano)- Qué?
(Carles)- Nos observa alguien.
(Mariano)- Va, ara tens deliris
(Niña de Rajoy)- Jajaja, ah, jajajaj jajajaja jajaja jajaja jajaja jajaja jajajaj jajajajja jajaja jajaja ja
(Carles)- ¿Eso es una alucinación?
(Mariano)- (Amb autoritat) Vaig a buscar aquest noi. Hey, noi, vine cap aquí, parlarem amb tú!
(Cridant amb rabia diu) On esteu???
(Carles)- <censored>

Potser el poble catalá s'havia anat feia molt de temps. 

La repressió NO es la solució!!
Catalunya Triomfant, molts ánims!!




                                          Texto extraído del Capitulo de La dimensió Desconeguda: El Poble Silenciòs


jueves, 12 de octubre de 2017

Glosa a Catalunya

'Jo no sé com però un vent de profecia
corre sobre eixos móns d'aci i d'allà;
Jo no sé quan, però vindrà un día
que el Pirineu regnarà!
Vosaltres els del mar cap a Baiona,
vosaltres els de Pau i d'Argelers,
vosaltres de Tolosa i de Narbona
i los del bell parlar provenÇalés;
i tu, Aragó més alt, i tu, Navarra,
oh catalans que a l'altre mar sou junts,
alceu els ulls al mur que ara ens separa;
s'acosta el día que serem tots un...'

Joan Maragall. Glosa



A los de la unidad indivisible de la patria hispánica quería deciros lo que obviáis por puro instinto. Me gustaría señalar las obsoletas verdades que engranan vuestros discursos, los mentideros políticos que os arengan en la unidad y la grandeza de la patria, y que hablan y hablan con la boca llena de democracias estériles, de estados de derecho mercantiles, y de libertades custodiadas en la beneficencia, también sobre el poble català, que ha dicho basta en vuestras narices.

Medios comunicativos de tendencias de opinión, que nos manejáis con arrulladoras repeticiones, con corporativismo casposo, y sin matiz alguno de información, reescribiendo el discurso del amo. ¿Cómo os atrevéis a desmentir lo inimaginable? Sin necesidad de ser observador internacional para certificar lo que se vivió en Catalunya, no sólo en los días del 1 a 0, ni del 3 a 0, en que estabais impávidos viviendo una noticia que no podíais contar. Así que resolvisteis, en vuestro maniqueísmo pelayita, desmontar la información y enrollarla en vuestro oscuro sentido de la comunicación, para escupirla diferente, trasvasada a vuestros planteamientos, tóxica y falsa. 

Yo ví colegios protegidos por gentes de todas las edades para que se pudiese ir a votar mientras llegaban las alimañas policiales a un territorio hermanado y cohesionado como nunca hubieseis dispuesto. Catalanas y catalanes, todos a una, abarrotaron los espacios para protegerse del ultraje estatal, y aguantaron allí todo el día, aguantaron vuestras provocaciones, vuestra brutalidad policial, vuestras imposiciones y hasta vuestra violencia sobre sus paisanos sin levantar una piedra, sin que ardiese la llama de la lucha callejera que tanto deseabais. Sin distintivos, sin resquicios, por Catalunya. 

Mientras andaba esta periferia histórica buscando valientes en la comunidad internacional, con estupor veíanse éstos involucrados en la vulneración de los derechos humanos, bajo la imposición militar de mando, y policial de facto. Salivabais todos viendo en los televisores la sangre de los sediciosos, a ritmo del Todo por la patria con ilegales pelotazos de goma. El referéndum no se celebró, aunque las urnas venían llenas y la gente votaba cuantas veces quería. La vaga de país, o huelga general, tampoco tuvo seguimiento o, sencillamente no tuvo ninguna repercusión salvo en el imaginario de la autodeterminación. Nada existió, pero se llenaron páginas y espacios, de mentiras. Creo que sólo hubo un muerto y un herido, nada de importancia.

Los escenarios y los tiempos eran controlados por los sediciosos soberanistas catalanes, mientras el gobierno central seguía dando palos, esta vez de ciego. Me gustaría aclarar en este momento, que no fue el monarca quién habló a sus súbditos, sino que fue el poble català quien ofreció al interlocutor del Reino de España que dijese sus últimas palabras referidas a un territorio republicano que le había perdido el miedo, y así de paso, medir fuerzas. El Felip, con atuendo militar sin calzarlo, arengó a sus masas con miedo, sabiendo que sin existir, esto del referéndum ya esta dando la vuelta al mundo, con la papeleta de la sangre.

Luego vinieron las multitudinarias manifestaciones de la fuerza española, todo dentro de la cronología prevista por los catalanes, más afinados en esto de la pulcritud y la decencia, hasta desembocar en el 10 a 0, en que ya, como fuerzas batiéndose en duelo, con los pringosos hilos de la política como secreto de estado, con medidas que salvaguardan los intereses de las oligarquias financieras por Decreto Ley, se llegó a la fórmula de la proclamación de la República Catalana y a su suspensión en aras de un dialogo que parece que no llega.

Más multitud españolista, y el 12 a 0, se aviene como una jornada negra, pues a las críticas de día fastuoso, propagandístico, se le añade lo de mucho más caro. Ahora, al desfile, a la campaña publicitaria, y a todo lo que lo rodea, hay que sumar los gastos de un aparato eurofighter estrellado, y lo que es peor, una víctima mortal en un día festivo y reivindicativo. ¿Orgullosos de ser españoles?

Señor Rajoy, usted sabe mucho de sortear la ley. En esta apuesta por la desobediencia civil no violenta, se está construyendo una nueva vía política de cambio, que ha usado fórmulas nunca antes desarrolladas y que, por ese camino de la desobediencia civil no violenta el poble català seguirá viviendo Catalunya, trabajando pese a las trabas viperinas de la ley, recuperando el montante catalan y abierto al mundo como hasta ahora. No queremos que se vayan ustedes, nos vamos nosotros. 

domingo, 17 de septiembre de 2017

Gent que he conegut: Muley Hacen de Xolair.

'Una nació está determinada per diferents factors com la llengua, (...) o la tradició histórica,
peró sobretot per una ánima col.lectiva, per la possessió en comú d'un principi espiritual,
d'un mateix llegat de records i el desig i la voluntat d'ésser fidels a un passat,
al propósit de treballar junts, de fer valer l'herència comuna i indivisible...'
Renan


Recordo el nom amb tendressa. Va ser una trucada telefónica del meu amic d' infancia: el Nen. Allá estaba a Bubión (Alpujarras) amb la seva companya na Gisela. Feia relativament poc temps que ens haviem reencontrat els tres a la retrociutat de Torremolinos a la Costa del Sol. Com aquesta vegada, l'altra també va sortir d'ell baixar al sud per veure'm, sense adresses certes, solament amb la orientació que proporciona mitja vida anant enrere del destí ambulant. El reencontre fou senzill, em va dir que 'mai més ens desconectariem tant'. Encara no tinc la seva adressa a Ca Gisela.


Per fortuna, no haviem extraviat cap dels dos el nostre telefon. Vaig sentir la seva veu dient-me el nom com quan erem petitons. Les nostres conversacions telefoniques sempre son intrascendents, perque sempre ha passat molt de temps i això necesita un calentament. Em va fer la invitació per passar un cap de setmana i fer una marxa de muntanya. Dues estonetes després, estaba a Orgiva prenent cervesa amb ells. Na Gisela ens veia parlant, suposo amb l'atenció que posa una dona quan vol endevinar detalls del seu amant. I ens deixava vibrar quan veia la llum dels nostres ulls conectar amb les paraules, i participava quan podia agafar una mica d'aquest espai per reivindicar-se.


El Nen estaba més espiritual que mai. Una dona prudent com na Gisela pot potenciar de manera silent a qualsevol home. Al Nen li estava fent el treball de la seva vida. Amb els trompicons caracteristics dels seus genolls no era extrany trobar-lo una mica desorientat per les circunstancies de la vida. Una pizca de estabilitat ha fet d'ell un partenaire ideal. I amb això, i moltes coses més, estan tots dos agafats com les castanyes, lluint la verdor en una figura indisoluble. Em va parlar del Reiki, i de com fa la energia per viatjar de les mans als organs vitals. Ja em dirás Gisela, les probes que t'haurá fet...


El camí cap el poble de Bubión on teniem l'hospedatge, ens va recordar que hi transitavem per carretera de muntanya. I no era extrany sentir la massa pétrea de Xolair, encara que fossi nit fosca, per la seva presencia atraent. Aquesta mole formada per pedres de pizarras al Terciari, ens presentà a la claror del día la silueta dels tres grans; Mulhacén, Veleta i Alcazaba. No recordo qui ho va proposar, ni en que moment del día, peró em va agradar la idea. Pujar al punt més alt de la Peninsula Ibérica era un somni de tots dos quan erem petits. Ell va contar que ja teniem el model de cotxe per sortir al món, anar a tots els continents i pujar als pics més alts. La meva vergonya destapada no va ofegar la ilusió de com ho vem planificar aleshores. I na Gisela havia d'estar al grup i completar la primera prova amb nosaltres. Decidit, pujarem al Mulhacen, amb 3481 mtr. en la última medició.




Vem enviar-nos una postal de les figures colosals dels tres pics, però cadascú a casa seva, com si fossim un mirall dels nostres propis missatges. Aixó es una tradició que faig desde que vaig coneixer la casa d'un missioner católic que allá on anava s'escribia a sí mateix, comentant tot el que feia. Va estar la meva iniciació a la oui jà, em va deixar un nom que perdura: l'ànec i estava el Nen amb mí a la cronologia de tota aquesta historia. Per tot aixó us heu d'enviar una postal a casa vostra cada cop que surtiu a l'aventura. Ara, passat tot i rememorant les vivencies pel blog, si m'envies una postal desde Bubión posaría: Lo nooooooooche, l'esclat del riure per l'absurd. Ji, jo, ji.


Continuem essent viatgers sense planificació, a vegades amb absurditat, com si la montanya fos part del nostre jardí i puguessim anar equipats com el que va a la platja i llenÇar els papers a terra que ja els recolliran. Les condicions atmosferiques son esencials a la muntanya perque cambien molt rápid i poden desorientar una persona urbanita fins a perdres. Per aixó, el primer día casi que ens van prohibir de pujar. No anavem preparats, era tard, hi havia borrasca i ilusionats com anavem voliem fer el trajecte llarg i ens van fer veure que si no pensavem dormir a dalt, no ens donaria temps. Temeraris si que ho som, la mateixa vida s'ha encarregat.


Paco, el guia fotut, ens mirava com a irresponsables, peró va veure que li donavem joc i ens va utilitzar com el grup dels catalans provenent de Nules quan Anna, la profesora jubilada amb més vitalitat que un gat, es va seure al meu costat. Ja están els catalans junts, ells sols s'han cercat, deia el guia turistic més rimbombant del Parc Nacional de Serra Nevada. Nosaltres parlavem frenetics en català, del Referendum, en una continua referencia a l'autodeterminació. En aquest sentit, mai no us imaginareu com us he agrait les noticies provenents de Catalunya, de primera mà, sense la intoxicació dels telediaris estatals i autonomics paraestatals. Aquí, es viu amb més violencia aixó de demanar l'autonomia plena, i no es pot parlar de la proclamació de la Republica Catalana en el regne d'Espanya. Feia molt que no parlava català en una conversació que ha derivat sempre al component polític. A la actualitat del 1-O.


Tots tres, i aixó ho vem aconfessar més tard, teniem el dubte d'aconseguir-ho. Crec que quan la muntanya es va mostrar tots tres voliem pujar, pero va ésser el grup qui ho va aconseguir. Muley Hacen fou rei destronat pel seu fill Boabdil, en plena reconquista castellana. Així, va possar el seu nom al punt més alt del territori, gaudint d'una ascensió dura i pedregossa. Exiliat per amor, va morir atrintxerat amb la seva companya i la descendencia en comú, lluny de la seva terra. Va demanar esser sepultat a Xolair, la Serra del Sol com deian els musulmans del regne Nazarí a la Serra Nevada actual. El tresor que diu la llegenda el trobes quan arribes a dalt i veus que qualsevol repte es possible amb un bon equip, constancia i decisió.


Allá dalt, un crit expresava el desig de futur: VISCA CATALUNYA LLIURE, com si Francesc Maciá ens hagués enviat l'esperit de Prats de Molló quan en 1926 s'intentà derrocar a Primo de Rivera, i que fou clau en l'Estatut Autonomic de 1932. O quan a dos quarts de dues i cinc minuts del 6 d'octubre de 1934 Lluís Companys proclama la República desde el Ajuntament de Barcelona, i Maciá que va fer lo propi desde la Diputació de Barcelona proclamant la República Catalana. O el sentit acomiadament a Buenaventura Durruti un 22 de novembre de 1936 a Barcelona, sota la pluja i el fang, reconeixent-li la seva feina per la llibertat. Exemples de defensa de la terra.


Abaix, estavem eufórics, contents i satisfets per aconseguir-ho. Ens va donar temps a trobar de nou a Paco el guía, a Anna i celebrar-ho amb cervesa i més il.lusió. Quan el temps s'acabava, vem fer el descobriment de la taberna 'El Culpable', un lloc ambient post-hippie, amb batucada, musiqueta a la carta: 'Yo no quiero volver a ser uno más de sus vasallos, yo no quiero volver a ser un siervo de los del rey', i moltes histories comuns del lumpenproletariat.


L'acomiadament va ésser trist. No volia marxar. Allà, sense temps per expresar-ho, vaig comprendre que una comunitat humana es forma sobretot quan la gent del poble havien plorat i rigut per les mateixes coses. Amb aquest precepte present, jo estava més a prop vostre, que del lloc de residencia a on em dirigia. Us agraeixo la oportunitat de coneixer-nos més, sobretot a na Gisela, que ja m'ha dit que la propera tinc que pujar jo a Catalunya. Potser l'ú d'octubre sigui una bona data, un fet históric de desobediencia civil no violenta per retratar.


Sapigueu Gisela, que teniu un gran i noble company, amic dels seus amics, i amant de la vida. No dubto tampoc, de la teva valía com a dona i com a persona. Sobre mí, ja veieu que estic en una etapa post-mortem i que la resurrecció no espera. El proper, l'Aneto.


lunes, 11 de septiembre de 2017

Tres fragmentos de Mujeres Libres para Hombres aparentemente Libres



'A mi amona,
que supo ser libertaria en la práctica'



Himno de Mujeres Libres. Música: FANFARRE LIBERTARIA. Coro: IRUÑEA ABESBATZA


'Fuera de nuestro campo, es muy comprensible y bastante disculpable y, si se quiere hasta 'muy humano' que el hombre desee conservar su hegemonía y se sienta satisfecho de tener una esclava, como el burgués defiende su situación y su privilegio de mando. Pero yo no hablo a todos los hombres, yo hablo para los anarquistas exclusivamente, para el hombre superado, para el que, enemigo de todas las tiranías, está obligado, si quiere ser consecuente, a arrancar de sí cualquier fuero de despotismo que sienta apuntar. Lo muy humano es esto, que es la razón -el atributo genuinamente humano-, sobre lo otro que es el instinto, lo infrahumano.

Por eso el anarquista -he dicho el anarquista, fíjate bien-, que pide la colaboración de la mujer para la obra de subversión social, ha de comenzar por reconocer en ella una igualdad, con todas las prerrogativas de la individualidad. Lo contrario será muy humano, pero no será anarquista.

(...)

Lo anarquista, repito, es dejar que la mujer actúe en uso de su libertad, sin tutelas ni coacciones; que en ella se inclinará hacia lo que su naturaleza y la índole de sus facultades la dicten. Y ahora una pregunta, ¿cómo ha podido ocurrirséte comparar la situación de la mujer respecto al hombre con la del asalariado respecto al burgués?
Olvidas que los intereses del patrón y del obrero son encontrados, mientras que los de hombre y mujer -que son los intereses de la humanidad, los de la especie-, son complementarios, o, por mejor decir, son uno mismo.'

Lucía Sánchez Saornil.
'Resumen al márgen de la cuestión femenina'
Solidaridad Obrera, 30 de octubre de 1935

_________


'Nadie como los árabes ama y guarda a la mujer. Y sin embargo, ninguna mujer europea cambiaría su suerte por la suerte humillante de la mujer oriental. Y la prueba de que las mujeres, por muy amadas y guardadas que estén prefieren el aprecio al loco amor y la libertad a la más enamorada vigilancia, es que el despertar de la mujer oriental empieza por la liberación del sexo.


Proteger la debilidad femenina es obra de hombres buenos y caballerescos, pero nunca obra reivindicadora de la mujer. Es más, esta obra no pueden hacerla los hombres ni es lógico que la hagan. Debemos ser las mujeres las que nos reivindiquemos. Debemos ser nosotras las que aceptemos como ofrenda la galantería del hombre, pero nunca como necesidad. Debemos ser nosotras las que conquistemos iguales deberes en la humanidad, que es también conquistar iguales derechos.'

Federica Montseny
'La Victoria'
La Revista Blanca, II Época, 1 de marzo de 1925

______________


'Debería suponerse que en su apasionado amor por la libertad, se incluye la libertad de la mujer. Pero muy lejos de esto, la mayoría de los hombres españoles parece no comprender el sentido de la verdadera emancipación, o, en otro caso prefieren que sus mujeres continúen ignorándolo. El hecho es que muchos hombres parecen convencidos de que la mujer prefiere seguir viviendo en su posición de inferioridad. También se decía que el negro estaba encantado de ser propiedad del dueño de la plantación. Pero es lo cierto que no puede existir una verdadera emancipación mientras exista el predominio de un individuo sobre otro o de una clase sobre otra. Y mucha menos realidad tendrá la emancipación de la raza humana mientras un sexo domine al otro.


(...)


Por otra parte, las extraordinarias realizaciones de la mujer a través de la Historia anulan la leyenda de su inferioridad. Los que insisten en ella es porque no pueden tolerar que su autoridad sea discutida. Ello es característico de todo sentido autoritario.'

Emma Goldman
Mujeres Libres, 21 semana de la Revolución



domingo, 27 de agosto de 2017

Artzai Eguna 2017 [Uharte Arakil, Nafarroa]

'En todos los yacimientos importantes de Euskal Herria,
se han encontrado restos de perros junto al humano,
entre ellos un cannis familiaris de 15.000 años,
uno de los más antiguos hallados en el mundo y,
que podría corresponder a un Euskal Artzain Txakurra,
el perro pastor vasco'


El municipio navarro de Uharte Arakil celebró su 50 edición del Día del Pastor, el 'Artzai Eguna' un acontecimiento deportivo, cultural y festivo, declarado de interes turistico en 2012, que recoge el quehacer tradicional de los pastores, además de la demostración del trabajo de sus perros pastores con la oveja autóctona latxa, de pelo largo. 



El Artzai Eguna surge del interés de un grupo de montañeros de Oñati que contactan en el año 1948 con los organizadores de un concurso de perros pastores de la Comarca de Ribes de Fresser en Girona. Con el apoyo de éstos, se logra en 1961 organizar el primer campeonato en Oñati con tal éxito de acogida que se intentará extender a los otros cuatro herrialdes. El lugar elegido para el territorio navarro fue este municipio de la comarca de La Barranca, en el valle de Arakil a los pies de San Miguel de Aralar. Aquel año, debido a un incendio no se pudo celebrar, pero en 1968 se celebró en Uharte Arakil, el I Campeonato de Perros Pastores de Navarra.


Su gran éxito fue sumarse a los retos que presentaba la explotación y supervivencia de la oveja latxa, en cuanto a la mejora genética y control de la latxa frente a otras especies foráneas, y por otro lado, en la aceptación de los quesos de leche cruda de estas ovejas por parte de las autoridades sanitarias. Así surgieron el concurso de quesos y el de ovejas latxas, que promovieron sin duda, la denominación de origen del queso del Roncal en 1983, e Idiazabal en 1987.


Ya a finales de los noventa, se suma el concurso de esquileo mecánico, y se desarrolla una feria de artesania de herramientas y utensilios, demostración de elaboración de queso por el sistema manual tradicional y otras actividades paralelas.



En esta última edición, además del perfeccionamiento de todo lo anterior, nos hemos encontrado con la promoción del Euskal Artzain Txakurra, el perro pastor vasco, con un llamamiento serio a la supervivencia de la raza por medio de un estudio genético a sus individuos censados. Si tienes un Euskal Artzain Txakurra en cualquiera de sus dos variedades: Iletsua o Lanas, y Gorbeiakoa o Rojillo, tienes una gran responsabilidad. No lo cruces y censalo en EATA (Euskal Artzain Txakurren Adiskideak), su pérdida sería una gran responsabilidad.






jueves, 3 de agosto de 2017

[3] Posiciones enfrentadas

'Los nombres de lugar... nos fueron legados en herencia
desde los tiempos remotos... Ellos son parte de nuestra historia...
Y nos la cuentan con más calor y realismo que otras formas de contar...
Más sólidos que las rocas, más perdurables que las construcciones,
las palabras y los nombres permanecen vivos, transmitidos de memoria en memoria.
Es necesario guardarlos preciosamente con el respeto que se presta a los recuerdos familiares más queridos'
Marcellin Berot  


Mientras permanecía al fresco, con la bóveda mediterránea completamente estrellada, se acercó mi padre por detrás. ¿Cómo estás? me preguntó mientras me ofrecía uno de los dos cigarrillos liados que blandía su mano. Yo lo cogí sin decir nada y lo encendí, buscando aún alguna respuesta en las estrellas. No quería mirar a mi padre cuando decía: No debes hacer caso a esos tres. Por un lado tienen razón, no deja de ser sospechoso que Glazezón haga de contacto justamente ahora. Pero por otro lado, no se debería juzgar a un hombre solo por sus inclinaciones sexuales.
Entonces, ¿es verdad? Glazezón es... ¿eso? pregunté preocupado. Mi padre me cogió de los hombros para que le prestara la atención debida y me dijo: No te tiene que importar lo que cada uno sea en su vida íntima, te tienen que guiar su palabra, sus hechos y su formalidad. En el pasado hubo un escándalo que lo dejó con ese sambenito. Cada vez que quieren hacerle mal, sacan esos rumores. Yo solo te puedo decir que Glazezón es para mí un buen vecino. Lo que no quita que por seguridad tengamos que hacer algunas averiguaciones.
Antonio Cano que había salido de la cueva haciendo gestos referidos al interior, dijo: Como no comencemos ya, estos exaltados nos van a buscar un lio. Y dirigiéndose a mí, bajó el tono de voz y espetó: El Glazezón y el padre del Peluso eran pretendientes de la misma mujer cuando sucedió aquello. El padre del Peluso se encargó de que los rumores volasen como la pólvora y pudo casarse con Dolores. Seguro que ella no ha podido olvidar la honestidad de Glazezón ni la mala elección que hizo. Para más desgracias, el hijo le ha salido al padre.

Los acontecimientos habían fraccionado la partida. El apoyo con reservas de mi padre y de Cano me ofrecía un respiro. Los demás no lo iban a poner fácil. Cuando entramos de nuevo a la cueva estaban diciendo de secuestrar a Glazezón para sacarle toda la verdad. Nos dispusimos en dos grupos escenificando una realidad cada vez más acentuada. Esta vez, quien cogió la palabra fue el Peluso, que apoyado en el Practicante y en el Orejas, se había hecho fuerte. A partir de ahora las cosas tienen que cambiar. No me fio de ese caricato de Glazezón. Si esta es la deriva que va a tomar la partida, quizás ahora sea el momento de unirnos a los compañeros de los Grupos de Guerrilleros de Resistencia. Y si nos vamos los tres casi que os obligamos a venir con nosotros, no creo que os podáis mantener en estas condiciones. El Peluso cogía ahora la misma argumentación que había esgrimido mi padre cuando nos convenció de mantenernos fuera de esa corriente de unión de las fuerzas de la guerrilla que tanto se parecía al frentepopulismo de entonces. Aquel día hizo un alegato de lo que le debíamos a la organización, a las siglas que concentraron la transformación de la sociedad desde sus bases, y que ahora tanto nos necesitaban para seguir manteniendo su finalidad. Sólo pidió el apoyo de un mínimo de cinco hombres y después de Antonio Cano, fue el Peluso quien secundó sus intenciones, fieles al ideario de la organización. Luego lo hicimos los demás, uno a uno hasta conformar el grupo, que creíamos cohesionado por nuestra afiliación libertaria.

Me vino entonces a la mente la lección organizativa que el Cano me estuvo dando. El grupo se mantenía sin jefes, si bien se tendía al liderazgo orgánico con personas de reconocida valía. La asamblea seguía siendo la unidad de acuerdos, con la máxima de una voz, un voto. Mi padre había ostentado cargos orgánicos varios y tenía mucho carisma entre la gente. Además de una reconocida trayectoria durante la guerra. Antonio Cano también era un hombre de carisma que nunca ostentó cargos en la organización, pero de reconocida diligencia. Era el mayor del grupo y eso le dotaba de información privilegiada entre generaciones. Era un sabueso que había vivido el devenir de la organización desde la barrera, hilando muy fino cuando debía sonsacar una verdad oculta.  El Peluso era algo más joven que mi padre y había ostentado cargos orgánicos, pero no tenía un afianzamiento político anarquista, ni sindical. Su prestigio procedía de su osadía en los tiempos bélicos. Su personaje se definía más por hombre de acción que por militante. El Orejas y yo teníamos la misma edad, no teníamos recorrido político y estábamos en la partida huyendo de los delitos de auxilio al bandolerismo y enlace con la guerrilla. Recuerdo la intriga que presentó Antonio Cano respecto al Practicante, quién según contaba, había estado en el equipo de transfusiones médicas del Dr. Bethune durante la huida de la carretera de Málaga a Almería. El Cano no le veía manos de practicante y en más de una ocasión le catalogó despectivamente de lumpenproletariat. Luego lo relacionó con Anaya Arroyo y Rivero Vera según le había contado el susodicho, pero no tenía una procedencia definida más que el presidio, cosa que no gustaba al desconfiado Antonio.

Mi padre tardó en hablar, buscando siempre las palabras adecuadas. Arrinconado por el jaque mate del Peluso dijo: ¿Qué queréis? A lo que aquel contestó: La contraseña. El Cano saltó enfurecido, y entre una jerga entremezclada con groseras expresiones que dedicó al grupo del Practicante, se dirigió a mí diciendo: ¡Jamás! En nuestro grupo la contraseña es por cuestiones de seguridad del enlace. Sólo él puede transmitirla si así es necesario. Que se marchen con los aglomeradores si ese es su deseo. Mi padre sabía que la supervivencia con tres individuos era prácticamente un imposible, pues las batidas no dejaban tiempo al descanso. Y añadió: ¿Y si no os la facilitamos?. Partimos hacia la comarca antequerana, contestó afilando el cuchillo con un asperón. ¿Los tres?. Sí, contestaron al unísono el Orejas y el Practicante. Mi padre, tras repasarse las barbas con la mano varias veces le ofreció al Peluso una alternativa. Si mi hijo nos dice la contraseña, ¿bajamos tu y yo a entrevistar al Glazezón? Hecho, dijo el Peluso. 

Cuando mi padre se giraba hacia mí se encontró con mi oposición. Yo tengo que bajar de una forma u otra. Soy el enlace. Me niego a desvelar la contraseña. La tensión se palpaba en el ambiente y fue el oportunismo de Cano quien desbloqueó la situación dando cuentas de la opción más lógica: Si seguimos los planes tal como se nos han indicado, podéis acudir al encuentro tú y el Orejas, que sois jóvenes y fuertes para la carga. Siguiendo con nuestra táctica, el siguiente concéntrico lo formaríais vosotros, dirigiéndose a mi padre y al Peluso, que entrevistareis al objetivo, y en la retaguardia os esperamos el Practicante y yo, y agarró del hombro al que iba a ser su acompañante y le sonrió falsamente, haciendo ver a los demás que lo iba a atar en corto. Así un integrante de cada bando irá en cada fase de la operación. ¿Que os parece? Nadie se pronunció en contra, pues la salida parecía a medida de cada cual. Y así quedó establecido.

Con el acuerdo en el ambiente y casi con el alba asomando por los picos de la sierra, nos tumbamos para descansar. Hasta para dormir estábamos dispuestos en dos grupos diferenciados. Mi padre me dijo: Cuéntanos de nuevo el pasaje cuando nombra a tu abuelo. Sabía que ese detalle no podía estar ahí puesto al azar, pero no alcanzaba a vislumbrar una relación que aclarara algo. Cuando acabé de contarlo, todos estaban atentos al relato, y mi padre remató pensante: ¡Hay una nueva vía! Los documentos no provienen de Clavajar y Menorte, ambos en nuestra onda de información. Quien se los haya pasado a Glazezón nos conoce a ambos en confianza. Glazezón nunca daría estos pasos en la ilegalidad si no fuese por un pariente... o por un amigo. Nunca se acercaría a nosotros como lo ha hecho pues no existe camaradería, ni con él ni con ningún miembro de su familia. Mi padre se reincorporó echando mano al zurrón en el que guardaba 'la herramienta', miró el cilindro de cartón que sacó de él y dirigiéndose a mí añadió: Salvo con el abuelo... El Peluso tumbado en la penumbra chilló: ¡¡Tonterias!! ese desdichado solo conoce a tu padre de cuando eran muchachos. Luego la política los separó y cada uno fue por el arroyo de su conveniencia. Hace mucho que tu padre lo defenestró por su poca hombría. Y riéndose como un raposo, se giró, llevándose consigo la mantilla para abrazar el sueño contra el suelo.




La vuelta al tema del día nos hizo callar a todos de nuevo para navegar cada uno en sus pensamientos. Antonio Cano dijo con una humildad expresa que él secundaba la teoría de mi padre, como para socavar los reproches del Peluso, y se entregiró mirándonos a los ojos, para hacernos una seña sobre los otros dos. Ninguno dijo nada, el Orejas dormía a pierna suelta, y el Practicante miraba el cielo estrellado con los ojos bien abiertos sin moverse. Yo sin pronunciarme, me sentía arropado entre la posición de mi padre y de Cano. No me gustaba aquella dependencia sutil, parecía hacerme inferior en valía a los demás mientras se me demandaba un nivel de exigencia superior. A veces parecía que ambos se ponían de acuerdo para llevarme a su terreno, para que no pareciese que mi decisión ya estaba tomada de antemano. Me giré hacia ellos, molesto por estos pensamientos cuando vislumbre un gesto que me llamó poderosamente la atención. El Cano apretaba el antebrazo izquierdo de mi padre, como para decir algo sin palabras. Y lo apretó fuertemente al menos en dos ocasiones. Él no hablaba, acostado sobre su brazo derecho, parecía morir para no soltar una mueca que delatara sus pensamientos. 

Enseguida me vino a la mente la figura de mi abuelo enfermo. Las palabras de Glazezón me parecían ahora dulces rellenos de desgracia. Todo encajaba en la peor de las sospechas. Primero alabó al que dijo ser su gran amigo, al que por edad y nacimiento conocía desde chiquillo. Se habían criado corriendo juntos por esos manchones secos de La Moheda hasta que el trabajo los separó. Luego me acordé de nuevo de los besos y las carantoñas hacia mí. Sin duda, asumía el rol de mi abuelo para expresarme mi valía. Así lo sentí yo. Como alguien que me valoraba por mí mismo, sin la figura de mi padre haciéndome sombras. Luego se arrogó con determinación la figura de enlace -como un último favor- si salió de él, o -como un último deseo- si se lo pidieron. Mi abuelo volvió enfermo del campo de trabajo en el que pagó su condena. Sus continuas pulmonías mal curadas, le hacían padecer de neumonías febriles que lo postergaban en la cama cada vez más tiempo. Las últimas noticias eran relacionadas con el asma, y se estaba deteriorando física y mentalmente. Yo no quería pensar en esa posibilidad, pero parecía que la madurez llamaba a mi puerta presentándome todos los detalles para demostrar lo contrario.

Volvió de la capital al terreno que lo vio nacer y crecer, con mi hermana y conmigo, no se si para morir allí o para estar cerca de la sierra a la que se incorporó su hijo tras la derrota. En lo poco que estuvieron de acuerdo padre e hijo en toda su vida, fue en la decisión de no marchar hacia Antequera hasta que no fuese necesario. Mi padre habitó aquí en el terreno hasta que se ennovió en la ciudad. Lo cierto es que ahora comprendo el grado con que nos hizo amar esta tierra porque reconozco toda la toponimia y la topografía de la zona sin haber vivido aquí. Y así fue como -ya con el sol iluminando los campos- caí convencido por el cansancio, no sin una extraña mezcla de tristeza, por los indicios que pendulaban sobre la muerte de mi abuelo, y de felicidad, por hallarme en un lugar familiar.


A los abuelos y abuelas que pudieron conocer a sus nietos
y a quienes no pudieron hacerlo

domingo, 23 de julio de 2017

[2] La herramienta

'Anónimo, luchador,
nunca tendrán, las armas la razón,
pero cuando se aprende, a llorar por algo,
también se aprende, a defenderlo'
Barricada


El camino de vuelta transcurrió en calma. Tal como había supuesto Glazezón, la guardia civil hizo acto de presencia con dos vehículos cargados que subían a toda prisa hacia las colinas de Puertollano. Yo los divisaba desde el frente en todo su recorrido. Pude verlos entrar por el carril de la Presa del Agujero y como serpenteaban a toda velocidad sus curvas por el camino real de la torre. Uno de los furgones paró a la altura de la Garganta del Lobo y el otro siguió levantando polvo en su precipitada marcha hacia arriba. Ahora veía el tablero desde las alturas del otro lado del cauce y veía la gran jugada de Glazezón. Mientras los arrastraba tras él por el arroyo del Pintado hacia Málaga, yo salía fuera del alcance de la batida, que iba desde Arroyo Barranco donde habían detenido a Clavajar y Menorte hasta donde lograsen alcanzarle a él. Todo en la otra ladera. Cada vez tenía más clara la lucidez de este hombre. Por otro lado, exhausto por la precipitada ascensión, pensaba preocupado que tantas fuerzas no se mueven en balde. 

Repasando todo lo que me había contado, me resonaba el término herramienta de tal forma, que pensaba que se me olvidaría todo lo demás. Intenté dividir mentalmente la información, la relativa a lo sucedido, los vaivenes organizativos del sindicato, la unificación de la guerrilla, la quebrada esperanza en una intervención internacional tras la victoria aliada y por último, la nueva situación con los enlaces detenidos y el misterioso contenido del bulto que llevaba a mis espaldas. La comida había perdido mi interés. Ahora me excitaba saber si lo que llevaba a cuestas era un arma. Estuve varias veces tentado de abrirlo.


También me sobrevino una y otra vez la cálida acogida de Glazezón. Los abrazos y besos con los que me recibió me resultaron excesivos para no habernos tratado. Me habló de mi abuelo como si él lo conociese muy bien. Me sentí muy reconfortado por su actitud y sus palabras de aprecio. Junto al enorme deseo de descubrir el contenido del paquete me retumbaban las advertencias: Mira, este bulto tiene que llegar intacto allá donde estáis, tal y como yo te lo entrego. Hazlo por tu abuelo...

Tomé la última referencia de lo que ocurría en la ladera de Puertollano antes de meterme al abrigo de los pinares para seguir hacia el Cerro de Mallén por el arroyo de las Moratas y Jotrón. Habían comenzado la batida. Unos desde arriba, y otros desde abajo. No conseguía localizar a ninguno de los arrieros, pero dí por hecho que las sueltas iban a ser localizadas. Seguí presuroso mi camino. El sol estaba en su plenitud y la sombra del pinar me supuso un descanso sin parar mi marcha. Ahora andaba imaginando la herramienta rondando por el interior del paquete, compartiendo espacios con la comida y las medicinas. La supuse envuelta en un paño para no dañar los envases de penicilina. El bulto iba bien compactado.

El camino no se me hizo difícil hasta la llegada a Jotrón. Allí el paso a Pocopán y Chaperas estaba muy transitado. Tuve que esperar a que pasasen las gentes que andaban en sus faenas diarias para que no me viesen. Allí sentado, con el bulto a mis pies, y tentado de abrirlo como nunca antes me había tentado nada, observé la buena preparación del paquete, listo para ser soltado en cualquier imprevisto sin que se abra. Una buena tela en tonos verdes y pardos, ensogada a una cuerda de grosor mediano que es la que compacta el paquete y que puede usarse para su transporte en bandolera. Las telas van cerradas en nudos independientes para las sueltas, siendo la tela exterior la que cierra el paquete con un nudo característico del tamaño de una palma para llevarlo cómodamente sobre los hombros alternando las dos manos. Ahora me preguntaba, ¿quién dedicaba todo su esmero en hacer estos paquetes? Estaba asombrado por el nivel de perfeccionamiento. Cuanta carga perdida por el camino para saber cómo hacer un paquete que llegue a nuestras manos ante todos los avatares posibles y que llegue con esta firmeza. Poco a poco, sin querer, renunciaba a la idea de abrir el bulto.

Cuando alcancé la bifurcación hacia Cerro Mallén ya era media tarde. Hacia el norte se divisaba ya la Majada del Rayo, donde se localizaba la cortijada. A medio camino del cerro se encontraba el Peñón del Fraile, una roca saliente con muy buenas vistas de las dos laderas de Mallén, la de Colmenar y el Tajo de Hornillos, y la cara contraria a Casabermeja y el cauce del Guadalmedina. Además estaba a escasas tres horas de carga de la Torre por el arroyo de Hornillos, uno de nuestros puntos de supervisión. A buen ritmo, podía estar en el primer punto convenido al anochecer. Y continué la marcha deseando llegar, con la serenidad que proporciona haber cumplido el objetivo.

Llegué con el ocaso del sol, por el lado del chaparral, al abrigo de las miradas. Ululé varias veces mientras me acercaba tranquilo. Nuestro mayor peligro eran los encuentros. Ululé hasta que una piedra cayó cerca de mí, indicándome el sitio donde debía esperar con la carga. Se oyeron hasta cinco ululos más, salpicados por minutos en posiciones circundantes, advirtiendo que cada puesto estaba en calma. Poco a poco fueron llegando los cinco, Pedro Jimenez García 'el Peluso', Salvador Fernandez Campoy 'el Practicante', Antonio Cano Ortiz, mi padre del que no desvelaré por el momento el nombre y Luis Frias Ramos 'el Orejas'. Todos me saludaron efusivamente menos mi padre, que miraba con autoridad el bulto que yacía en el suelo. Antonio Cano se agachó a cogerlo y tras mirar los nudos dijo: está intacto, mientras sopesaba su contenido. Ahora mi padre se me acercó y me dijo: Dame un abrazo, y nos fundimos en un abrazo de orgullo. Yo conté atropelladamente todo, como llegué, lo que ocurrió, como salí, lo que me contó Glazezón. Mi padre miró al Peluso que, con una mirada atravesada le dio la espalda recriminándole algo, mientras se ponía a andar a la voz de en marcha. Salimos de allí al abrigo de las sombras, y cuando miré a mi padre a la cara, vi las sombras en sus ojos.

Como si de un ritual se tratara, el Practicante cortó la cuerda por un sitio concreto para tener el mayor largo de cuerda posible y repartió los bultos entre todos para que fuesen abriéndolos. Recogió la tela bien doblada, puso a buen recaudo las escasas medicinas, y antes de repartir las hogazas de pan con chacina le pasó un cilindro de cartón a mi padre. A mí me dio ración doble, y me dijo pocos son los que aguantan sin abrir el bulto. Yo miraba los bultos en busca del arma, extrañado por su ausencia. Cuando me acercaban la bota de vino, mi padre se opuso a que bebiésemos diciendo vamos a llenar el buche que ya habrá tiempo de celebrar cuando acabemos de hablar. Se sentó a mi lado, apoyando las espaldas sobre las paredes de la cueva y cortando un tajo de tocino me dijo come tranquilo que ahora nos contarás con mucha calma toda la historia otra vez. Luego iremos preguntando cada uno lo que nos interese para que precises más la información. No se trata de contar una historia que nos alabe, se trata de interpretar lo que ha pasado y en que nos influye. Miró de nuevo al Peluso para hacer más consensuada su decisión, que ahora se apoyaba en el Orejas para hacer más sólido el rechazo.

Cuando acabé de contarlo todo, rememorando todo lo que había pasado cronológicamente, se produjo un murmullo de dudas, haciéndose corrillos con los episodios más polémicos. Mi padre puso en medio de la reunión el cilindro de cartón que daba evidencias de ser papel para distraer el protagonismo negativo dado a Glazezón en el corrillo. Comentó que la mejor forma de concentrarse es ir por partes. Aclararemos primero qué es la herramienta, y luego vemos lo sucedido en el encuentro. Miró uno por uno a todos los hombres que iban asintiendo en sus turnos. Nadie objeto nada, pero el Peluso mantuvo una mirada de amenaza latente.

El interior del cilindro estaba relleno por unas cuartillas clasificadas. Lo que más nos llamó la atención fue el tampón del Comité Nacional de la CNT lo que provocó mucha más expectación en el grupo. Se trataba de asuntos orgánicos. Ese simple tampón tintado ofrecía más esperanzas de las que hasta ahora habíamos tenido, pues nos batíamos en una franja de terreno más o menos extensa, sin conexión exterior, sin apoyo de la organización y con rumores que nunca se podían confirmar. Estábamos aislados en el monte, resistiendo solo para subsistir. Las esperanzas se iban agotando con las noticias que llegaban. Hambre, muertes, presidios, exilio, delaciones. Continuábamos, por la inercia que deja la dignidad en las personas que no quieren perderla. Nada más.


Son instrucciones de claves del Comité Nacional encuadernadas en cartulina y pinzados de plomo. El documento no está datado y contiene instrucciones generales para su uso, breve orientación del sistema de claves, listado de claves organizados en 6 secciones: Ambiente General, Ambiente Propio, Defensa, Guerrilleros, Organización y Varios. En tinta roja como tiene que leerse, en tinta violeta como tiene que escribirse. Mi padre no daba crédito, parecía un intento de reorganización de los comités clandestinos. Enseguida entró a funcionar en modo orgánico, como si una parte de él hubiese vivido para eso. Pasó el documento al Peluso mientras cogía una carta abierta de un tal Rey (el nombre no era muy legible) sin destinatario y sin fecha. Trataba de experiencias carcelarias y de orgánica. Sobre un pleno al que Málaga no acude y se pide explicaciones. Leyó en voz alta mirando al grupo: Pregunta por Ardila. Y se hizo un silencio. Parece ser una carta entregada en mano mediante intermediario, ya que en el reverso del sobre se lee la inscripción: 'El compañero portador de la presente es de absoluta confianza, conocido además de R. y de S.'. Dentro del sobre dos papelillos de fumar con lo que parecían lugares de apoyo y contraseñas.
Uno dice: 'Venía a ver si tenía harina' Dolores Martín. Luciano Martinez, 3  Málaga
Y el otro: 'Quiero pagar lo pedido a cuenta' Ultramarinos Faustino. Calle Mármoles, 14 Málaga

El corrillo del Peluso y el Orejas, acogía ya al Practicante también, que abrazaba la teoría del delator como la salida más segura a sus intenciones. El Peluso arremetía contra el Glazezón con una inusitada violencia verbal, y lo presentaba como el culpable de la caída de Clavajar y Menorte, para quitarlos de en medio. Aludía que no se le conocía afiliación política y era de sobras conocido en las romerías de la virgen del carmen, además de otras cosas de curas. Habló de su familia como privilegiados y aunque no se les conociese adhesión al régimen tampoco se les adivinaba repulsión. En definitiva, lo presentaba como un don nadie, ignorante y beatón.

El Peluso hablaba sin parar, con un tono agresivo: Como se va a presentar de buenas a primeras a hacer de enlace cuando nadie lo ha acreditado. Preguntarle a Ardila y a los demás de los Grupos de Guerrilleros de Resistencia como les sienta lo de Menorte. Lo quitan del medio junto a Clavajar, otro de los nuestros, y nos arrejuntan a un pelele de un terreno vecino para que empiece a desmantelar al grupo. De repente, y sin saber más, el Glazezón nos trae un jeroglífico orgánico, unas promesas y direcciones de contacto, y venga... a empezar la pesca. ¿De dónde ha sacado el Glazezón esos documentos? ¿Porqué traía él la herramienta? Es que no os dais cuenta... que es una estratagema de la Comandancia. Nos ponen un anzuelo orgánico y allí van los lucios confederales a morir. Además, exigen al menos dos pescados para el próximo encuentro... para que el día de pesca les sea fructífero.

La situación era tensa, y la teoría de la delación parecía tomar fuerza en nuestra imaginación. Presentada así, podía parecer creíble. Intervine diciendo: El Glazezón dijo que Clavajar llevaba las cartas y yo la herramienta. También habló de la buena idea de Menorte de dividir la carga ante imprevistos. Parece que las cartas contienen información codificada que tendríamos que conocer antes de entrar en otros debates.

Ya veo que a tí te ha encandilado, decía con sorna el Orejas mientras me presentaba gestualmente como a un tonto enamorado. Lo viste en el río como su madre lo trajo al mundo y ahora sueñas con sus 'atributos'...y reía a carcajadas buscando el apoyo del Peluso. Antes de que mi padre pudiese decir algo, me adelanté dos pasos enfrentándome a ellos y dije muy seguro de mi mismo: Yo me refería a la grandeza de sus atributos humanos... y una sonora carcajada retumbó en la cueva arrastrando a todos a una risa hilarante. A todos menos al Cano que pensaba abstraído y a mi padre, que aguantaba el tipo con dificultad, con el entrecejo fruncido sin dejar de mirar con ira al Peluso.

El Glazezón es un invertido, que incita a jóvenes y no tan jóvenes con su descomunal aparato para que lo sodomicen. Ya ha protagonizado varios escándalos en las maragatas y las ferias, justo cuando el vino hace correr la pasión, dijo el Peluso mientras miraba a mi padre para que asintiera. Yo observé como mi padre no asintió, pero tampoco lo desdijo.

Me sentí tan dolido en mi cándida adolescencia que repliqué temerariamente: yo soy el enlace, yo soy el único que dispongo de la contraseña, y el encuentro se va a producir la próxima luna nueva. A mi me ha parecido un hombre formal, decente y me ha ofrecido una valiosa ayuda. Iré bajo mi cuenta y riesgo. No miré a mi padre en busca de una aceptación que no me iba a dar, sino desafiante, reivindicando mi madurez y mis primeros criterios. Mientras salía a tomar el aire al exterior, ya era consciente de que esa salida temperamental era inviable pues ponía en serio peligro al grupo. Fue entonces cuando me giré y dije en voz seca: La clave está en Clavajar. Y en lo que haya pasado con las cartas. Y me acerqué a un claro desde donde se podían observar las estrellas para que me ayudarán a aclarar mis percepciones.

A Clavajar Plotoril 




lunes, 10 de julio de 2017

[1] Sal del camino, Arriero de Trigo, Arriero de Leche y Arriero del Vino

'¿Cómo no has preferido a mis lamentos
los muslos sudorosos
de un San Cristóbal campesino, lentos
en el amor y hermosos?'

'Madrigal de Verano' Federico García Lorca


Soñaba con ser bandolero para una causa perdida, romántico de senderos y polvos, al asalto de las mercancías de los arrieros de caminos. Yo esperaba verlos aparecer tumbado a la sombra de los algarrobos, chupando ramillas de hinojo que iba arrancando de aquí y de allí. Esperaba holgazán ver aparecer sus siluetas rechonchas por la colina más meridional. El ritmo pausado del campo acompañaba a las bestias y a los hombres. Su tránsito era relajado, la carga iba completa. Tres mulas y tres hombres que marchaban a contraluz, con el alba despuntando en un nuevo día.




Bajaban de los terrenos montañosos del Guadalmedina a la ciudad a vender sus excedencias y a subirse en el cambalache otros objetos necesarios. Iban precavidos de las últimas noticias de asaltos y robos por los caminos y por ello, bajaban en pequeños grupos. Los guardias habían avisado de que cualquier cosa extraña fuese comunicada a la comandancia. Las gentes iban armadas con garrotes y algún que otro enaltecido llevaba un revólver inservible, que por lo general causaba más males a quién lo empuñaba que a los forasteros. El sentido del pánico se había extendido por estas aldeas y diseminados. Las bolsas siempre iban a buen recaudo, donde las vergüenzas se expresan con más rubor.

Uno de los arrieros hizo la señal de alto con el brazo y la marcha se detuvo como si se tratase del mismísimo ejercito. Desde mi punto de vista no veía el otro lado de la garganta del lobo, la torrentera más accesible para bajar, aunque llena de recodos y vegetación que la hacía muy peligrosa. Me levanté levemente para examinar esta ladera, y no observé más movimiento que un guarro excavando con el hocico en la parte baja. Efectivamente, el grupo se replegó hacia la ladera para evitar ser vistos y oídos.

Ahora, mi magnifica posición se había convertido en un flanco débil. La situación de este algarrobo solitario en la ladera enfrentada al camino lo hace invisible al clarear el día pues a contraluz, su oscura sombra te envuelve. Allí yace uno esperando a que alcancen ese punto cercano a la ermita de los Berdiales donde se empieza a bajar hacia la garganta del lobo. La leyenda de varias ovejas desmembradas y sanguinolentas alimentó el rumor de que los lobos habían vuelto. Desde entonces, las muchachas han dejado este camino por el cómodo carril de la finca de los agrios señoritos Delimón. Si los arrieros no bajaban por la torrentera, yo no podía salir de mi posición, y no sólo eso, sino que avanzarán al abrigo de la ladera frente a mí, hacia la ermita.

El arriero más bajito, gordito y atocinado, se movía con unos andares exagerados, moviendo brazos y pies de forma peculiarmente familiar. Él era quién más tenía que perder, pues bajaba con la bolsa llena de pequeños encargos de mujeres de edad avanzada y mejor posición, generalmente picardías, finas medias de colores o bragas con encajes que compraba en el estraperlo. Él disfrutaba de la complicidad que aportaban esos encargos y sabiendo de su fogosidad, algo más que un agradecimiento sacaba pues mientras la clienta se probaba la prenda, él -de forma golosa- iba tomando medidas. Pero el dinero ajeno, había quitado de la cabeza de Clajavar toda insinuación erótica y había tomado el control del grupo. Se dirigía hacía donde había nacido, un terreno mucho más expuesto y agreste, pero conocido por él. Un terreno que le inspiraba seguridad, las laderas de Puertollano.

Los otros dos no consiguieron conjugar ni una sola palabra. Menorte con su figura 'sanchopanzada' salió a toda prisa tras él sujetándose los pantalones, que siempre andaban vencidos por esa descomunal barriga de bebedor. Ya se había enjuagado la boca varias veces durante el trayecto y sus mofletes presentaban un lúcido colorete. Aún así, era avispado y aunque no conocía bien estos terrenos por ser de las lejanas tierras del Torcal, presentaba una encomiable forma física para deambular campo a través. Tiraba de su mula haciendo señas al tercero con el brazo para que les siguiese.

Allá parado junto a una chumbera se había detenido el Glazezón. Bien entrado en carnes, presentaba un cuerpo corpulento, cabeza gorda y manos de campo. De carácter afable y tranquilo, Glazezón meditaba mucho las cosas antes de hacerlas. La gente lo veía un tanto paradete, pero cuando había que tirar hacia delante, lo hacía como un buey en una yunta. Por algún motivo, no estaba convencido del paso dado por sus compañeros y necesitaba pensar antes de decidirse a dar el suyo. Miró varias veces al cielo, y a sus costados. Miró las laderas próximas al escape de los otros dos, y no sin dudar, con aspavientos, dió un tirón a la mula y siguió hacia abajo por la garganta del lobo, el trayecto que venían siguiendo.

La separación no estaba en mis planes, ahora las mercancías se reducían y yo tenía que elegir a quién seguir. Sin perder de vista a ninguno de los dos grupos, entendí el porqué de la maniobra. Ahora veía perfectamente una patrulla de siete guardias civiles que desde la ermita se parapetaban en los árboles mientras avanzaban escondidos tras los arrieros. Estos, llegados al último recodo, se desprendieron de parte de la carga tirándola a los barrancos más ocultos. Cayeron tres bultos que afortunadamente no se abrieron. Los guardias que iban tras ellos no habían podido ver lo que tiraron, pero otros cuatro guardias que salían en emboscada desde posiciones inferiores hacía donde se encontraban, podían encontrarlos en su camino.

La decisión de continuar con los planes fue fácil de tomar. Lo difícil era bajar en paralelo la garganta del lobo para interceptar al grandote en un recodo próximo al río. A él no lo veía hace un rato, desde que comenzó a bajar hacia la garganta y de ninguna manera podía saber si había más guardias, pero la necesidad me hizo ser valiente y continuar con la operación. Aquí nunca hubo lobos, pero estos caminos oscuros y difíciles ahorran muchos kilómetros y son necesarios para contrabandistas, furtivos, cuatreros, prófugos de la justicia, y con unas cuantas tripas sangrientas de piezas de caza se forma fácil una leyenda o al menos se elimina el tránsito. Los únicos lobos conocidos en estas latitudes eran los guardias, que también cazaban en manada.

Bajé arrastrándome por la pendiente entre esparragueras, cardos y retamas sin perder de vista a la patrulla. Ahora podía ver como les daban el alto a Menorte y Clajavar, que levantaban las manos conforme se les iban acercando. Desde la distancia solo pude ver como les registraban la carga, y como aparentemente daban explicaciones del rumbo que llevaban hacia la Venta Valiente. Yo conseguí llegar a un saliente que me ofrecía otra cara de la ladera por la que podía ocultarme de miradas indiscretas y seguí bajando ahora más rápido en busca del tercero.

El grandote había llegado al río y parecía ausente, pues decidió darse un baño. Se quitó hasta los calzones blancos y se metió en el agua como el que se baña para acudir a un acontecimiento. Decidí interceptarlo allí. Sin paños menores la sorpresa iba a ser mayor. Cuando llegué a la ribera, me escondí tras los matorrales y avancé cuanto pude hasta llegar próximo a la orilla. Glazezón, con esos aires despistados había elegido una inmejorable posición para que yo avanzara sin ser visto. Él en cambio, veía privilegiadamente lo que ocurría allá arriba en el camino. La patrulla se llevaba encadenados a los dos arrieros mientras lo veían tranquilamente bañándose en el río.

Desde mi escondite vegetal, dije en voz grave: Sal del camino, arriero de trigo, arriero de leche y arriero del vino. Y el grandote se giró lentamente, sin taparse sus vergüenzas, dirigiéndose hacia la mula. Sin buscarme, fue andando pausadamente, como si hubiese acabado su aseo diario y fuese a secarse con un paño. Cuando alcanzó la protección de las plantas de ribera saltó con habilidad de gineta hacia la pared de rocas, y recogió un bulto mediano y una bota de vino de piel vuelta como las que llevan los pastores en sus trashumancias y volvió hacia mí por donde había ido, con los bultos a la espalda, sin perder de vista las alturas. Alcanzó los matojos donde me encontraba mientras sus ojos grandes y tiernos encontraban mi mirada hundida. 

Con la vista fijada en lo alto y con una voz grave y entrecortada dijo: Se los llevan, pronto vendrán a por mí... Tienes que irte. Y me hizo una señal con la cabeza para que me escorase a un lado. Allí me abrazó con todo su cuerpo como si toda una aldea me ofreciese su agradecimiento y con ojos lacrimosos cogió mis escuálidos mofletes diciéndome que teníamos que comer más. Luego, tras ofrecerme un chusco de pan negro y un pedazo de chacina, y como si toda la vida hubiese sabido lo que tenía que hacer en cada momento, se vistió sin ningún pudor ante mí mientras yo seguía sus movimientos sin parar de escuchar la situación política del sindicato, las continuas reorganizaciones,  la desvanecida euforia tras la segunda guerra mundial que podía suponer una intervención internacional, el intento de unificación de las partidas guerrilleras y la consabida represión de familiares y militantes con ese nuevo delito de enlace con la guerrilla. Contaba todo atropelladamente, tal como yo me había comido la grasienta ternura del tocino, pero mirándome en todo momento a los ojos para obligarme a digerir lo que me estaba contando. Glazezón un hombre tranquilo, trabajador y apolítico, metido en su mundo rural, sabía por lo que había vivido a su alrededor que debía obviar todos los acontecimientos familiares de los integrantes de la partida de Los Berdiales que pudiesen desestabilizar al grupo. 

Sin darme tiempo a preguntar ni siquiera por los míos me dijo: los vuestros están todos bien, y cogiéndome del brazo me llevó al resguardo de las rocas, me abrazó fuertemente, me sacudió el polvo de las vestimentas, me echó los flequillos a un lado, me miró de arriba a abajo y me dio dos besos, orgulloso de algo que se me escapaba. Luego nos abrazamos fuertemente, dándonos manotazos en nuestras espaldas, agradecidos ambos por la complicidad que ofrecía ser enlaces. A partir de ahora los encuentros serán en Mallén, al otro lado del rio, más arriba de la roca del fraile, pero más abajo de la cortijada. Hasta allí tienes que subir por el río, desde aquí o más abajo, nunca más arriba, y sujetándome de los hombros me dijo: Tú y yo nos comunicaremos con este soniquete, 'la roca del fraile solo se anima cuando le invitas al baile'. Y repitió un gesto obsceno subiendo y bajando su gorda mano para que no se me olvidase el dicho, lo que provocó una alegre carcajada mutua. Luego siguió: Os puedo llevar yodo, penicilina, chacinas, tabaco, pan de higo, almendras, queso y vino que es lo que llevais en el paquete. Y añadió en un tono más sereno, mientras se aguantaba de un brazo sobre mi hombro: Mira, este bulto tiene que llegar intacto allá donde estáis tal y como yo te lo entrego. Hazlo por tu abuelo. Él es un hombre integro, de palabra, un hombre digno. Dile a la partida que fue de Menorte la acertada idea de repartir en partes iguales la carga por si había algún problema y que por eso hay de todo muy poco. A él y a Clajavar, se los han llevado los guardias. Las cartas las llevaba Clajavar pero la herramienta la llevas en el paquete. Yo recogeré lo que quede de la suelta y me enteraré que ha pasado con las cartas.

Yo no sabía que decir, la idea del tocino entre mis dientes se me insinuaba una y otra vez, y la seguridad con la que se desenvolvía Glazezón me hacía parecer un secundario, como si el hombre de acción realmente fuese él. Ahora me contaba apresurado que el próximo encuentro sería con la luna nueva en el Cerro Mallén. Que iba a haber carga y se necesitaban al menos dos hombres fuertes. Ahora, me dijo: te subes a mis espaldas, te cruzo el rio sin que te mojes para no levantar sospechas luego, y te vas dirección a Mallén para familiarizarte con el camino. La tropa vendrá por la carretera y nunca pensará que ibas a cruzar el rio para abandonar la sierra. Y con un cuidaros mucho todos, me abrazó con tal fuerza que me sacudió la flaqueza. Me miraba con esa ternura con la que él lo hace, sin perderme de vista hasta que desaparecí ribera arriba muy seguro por las indicaciones que me había ofrecido con su experiencia.

Era quinto de mi abuelo, y no fue capaz de decirme con palabras que su gran amigo había muerto tuberculoso el pasado sábado, enfermo por conseguir más medicinas, medio de hambre por enviarnos su comida, medio de pena por tener a su hijo y nieto en la sierra. A partir de ese momento y sin tener que expresarlo, se comprometió a ser nuestro enlace. En varios momentos le remarqué su parecido con mi abuelo, un hombre de manos grandes y corazón tierno como él, a lo que él siempre añadía: ...pero metido en política... y componía una simpática mueca labial que le movía la ceja, en clara alusión a su adscripción faísta. 

Aún así, pese a su bondad y su reconocida neutralidad política, yo le recuerdo marchando valiente a su destino, a sabiendas de que la patrulla de los guardias le darían alcance ya que él no les huía, y con la seguridad de que los argumentos higiénicos de un jornalero soltero antes de bajar a la ciudad son la mejor de las coartadas para ayudar a los amigos.

Yo sonreía sus ocurrencias, asombrado aún, por el tamaño de sus atributos.


A Glazezno Moncabe 'Glazezón'