domingo, 30 de abril de 2017

Pakillo La Kasilla, panadero en Barakaldo


'Aquí estoy pa'lante y pa'trás,
esperándote,
como un pájaro en un cable.'


Nadie puede a día de hoy certificar que naciste un 30 de abril de 1929 en La Kasilla de Los Verdiales, una atalaya natural de Málaga desde la que se divisa su bahía. Por eso no está la fecha de tu nacimiento en la lápida que cerró tu marcha. Haciendo honor a tu testimonio, repetiste continuamente que tu eras del año del crack económico, aquel que desmoronó en un primer envite las ansias capitalistas ante su posición hegemónica. Tanto lo repetiste, que no puede ser fiable la fecha que recogen tus documentos. La partida de bautismo está desaparecida. En el registro civil no consta.

Quiero rememorar tus palabras cuando aseverabas que todo arrancaba en la Guerra del Rif, 'donde embarcaron a tantos miserables para llevarlos a la muerte segura'. En el partido de los Berdiales del primer tercio del siglo XX, la dignidad campesina era muy dura, como la tierra seca que les daba de comer, adaptada al trabajo de sol a sol. Y esa opresión política les llevó a inventar los primeros signos de la rebelión, los primeros sentimientos antimilitaristas. Se inscribió a algunos hombres como mujeres para que no tuvieran que ir a la guerra, se utilizó la emigración para evitarla. El párroco, posiblemente de la zona, con auténticos lazos con la población, se alineaba con la razón pacifista frente a la legalidad de las levas o reclutamiento forzoso para ir a luchar a las colonias.

Esos años y los posteriores fueron muy duros, de continuos cambios de régimen, que desembocaron en el advenimiento de la segunda república, y supusieron la mayoría de edad para el movimiento obrero, verdadero embrión del cambio que se aproximaba. En 1931 se quemaron los libros sacramentales que correspondían a la Ermita de Los Verdiales. Ardieron por el recelo, entre otros motivos para evitar el control de los datos. Con la toma de Málaga por el ejército nacional, la represión llegó a estas alturas del monte con muerte, encarcelamientos y exilio.

El libro que contenía tu inscripción fue devorado por las llamas. Una buena alegoría para alguien nacido el día del sabotaje, previo al Primero de Mayo, día de lucha para la clase trabajadora.

Hoy son 88 años que cumples, 71 del siglo XX y 17 del siglo XXI. 
Han pasado 282 días. Que efímero es el tiempo...